Aquellos son seres extraños, son
de estatura enorme, poseen cara pálida, grandes espaldas y al hombro una bolsa
repleta de dulces. Ahí viene uno, cuídate, no los mires a los ojos porque
querrás amarlos, desnudarlos, despojarlos de manera absoluta, comenzarás por el
dedo índice para terminar saboreando la deliciosa piel achocolatada de todo su
brazo, luego los hombros, te detendrás en sus cuellos y con una enorme mordida
experimentarás la gloria, pero ten
cuidado, porque una vez que pruebes de esta delicada existencia, quedarás
maldito, nunca más volverás a soñar, jamás dormirás, y entonces, sólo entonces,
MORIRÁS.
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