Suena el piano, tus dedos largos
sobre mis piernas, mis pies, regresas a mis rodillas, buscas mi sexo, no existe
nada excepto eso, soy un ser antropomorfo, no poseo cara, no poseo torso, nadie
conoce nada de mí excepto eso, desearía tener un cuello, una boca, disfrutar de
tocar una propia manzana de Adán como la de aquellos hombres, poder oler a mis
amantes, sentirlos, tocarlos con las manos, con los ojos, que sus pestañas me
acaricien las mejillas. Comienza el adagio, me lastimas, muerdes mis rodillas,
el tiempo se paraliza, Adán ha muerto, espero a mi siguiente amante.
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